El colon es la porción más larga del intestino grueso, un órgano que forma parte del aparato digestivo ubicado en el abdomen encargado de absorber agua y nutrientes de los alimentos y formar y eliminar los productos de deshecho. El cáncer de colon o colorrectal se origina mayoritariamente cuando las células empiezan a crecer de forma descontrolada en el revestimiento interno del colon o el recto formando lesiones benignas conocidas como pólipos. Alrededor de un 5% de dichos pólipos puede acabar convirtiéndose en una tumoración maligna en los años siguientes (de 7 a 10, por lo general). Así pues, se trata de un tumor de crecimiento lento y de ahí la importancia de poder detectarlos en sus etapas más tempranas.
A escala mundial, el cáncer colorrectal es el segundo más frecuente en hombres y mujeres.
Los principales factores de riesgo son:
- Sexo masculino
- Edad avanzada (a partir de los 50 años).
- Estilos de vida perjudiciales: tabaco, alcohol, sobrepeso…
- Dietas con carnes rojas y procesadas, grasas, falta de fibra…
- Factores hereditarios
El cribado del cáncer de colon permite reducir la mortalidad
En un post anterior ya hablamos sobre la importancia de detectar el cáncer de colon. El cribado del cáncer colorrectal, dirigido a personas sin síntomas o con un determinado riesgo de padecerlo, consta de una serie de pruebas y exploraciones que tienen como objetivo detectar aquellos pólipos que pueden llegar a ser malignos (precancerosos) y extirparlos para prevenir el desarrollo del tumor, o bien detectar el cáncer en una fase muy inicial. En este caso, el tratamiento es menos agresivo y sobre todo más efectivo, ya que el 90% de los casos se curan. Se estima que, localizados precozmente, 9 de cada 10 cánceres de colon son curables en su totalidad. El cáncer no produce ninguna molestia hasta que la enfermedad está muy avanzada y, por consiguiente, el cribado permite reducir la mortalidad. Actualmente, las 17 comunidades autónomas de España cuentan con un programa de cribado más o menos consolidado que se realiza cada dos años y va dirigido a personas de entre 50 y 69 años.
Las pruebas utilizadas para el cribado del cáncer deben ser lo suficientemente sensibles y específicas para detectar el mayor número de pólipos y carcinomas con el menor número de falsos diagnósticos. Deben ser seguras, confortables y accesibles para la población general, así como efectivas con respecto al coste, es decir, que supongan un gasto menor que el derivado del tratamiento de los pacientes con cáncer de colon.
Las pruebas de cribado más utilizadas actualmente son:
- Detección de guayacol en heces (ESOH): detecta la presencia de sangre oculta en heces a partir de la actividad de una enzima llamada peroxidasa. Sin embargo, este enzima no reacciona específicamente con hemoglobina humana, por lo que presenta una sensibilidad y especificidad limitada, además de requerir de una dieta específica antes de realizar el test.
- Detección de sangre oculta en heces (DSOH): es una versión mejorada de la prueba anterior, al ser específico por hemoglobina humana. Se trata de una técnica no invasiva muy sencilla que permite valorar si hay sangre en las heces que no se observa a simple vista. La puede llevar a cabo la persona en su domicilio y luego entregar la muestra para que la lleven al laboratorio. Se aconseja hacerla una vez al año.
- Sigmoidoscopia flexible: permite la observación del interior de los 60 últimos centímetros del colon, donde se detectan 4 de cada 5 cánceres de colon, mediante un tubo flexible con cámara que se introduce por el ano. Su uso ha permitido reducir la incidencia de este en un 20% gracias a la detección de lesiones premalignas. No requiere sedación y produce molestias, desde un leve malestar hasta dolor. Se aconseja hacerla cada cinco años.
- Colonoscopia cribado: algo más molesta y con frecuencia realizada bajo sedación, permite la observación de todo el colon, así como la toma de biopsias y la extracción de pólipos, mediante un tubo flexible con cámara que se introduce por el ano. Se aconseja hacerla cada diez años.
Las técnicas de cribado endoscópicas ofrecen mayor sensibilidad para detectar tanto lesiones precancerosas como neoplásicas. Sin embargo, son invasivas, y su efectividad se ve limitada por la baja participación y los altos costes asociados. Por ello, se prefieren métodos no invasivos, como el test de sangre oculta en heces, para priorizar aquellos individuos que requieren una exploración invasiva.
El desarrollo de estrategias que permitan aumentar la precisión de los métodos de priorización es clave para seguir mejorando los programas de cribado actuales. Con ello, se podría reducir el número de colonoscopias que se realizan innecesariamente, optimizando costes para el sistema de salud público. Este ahorro podría suponer una oportunidad para bajar la edad de corte del cribado poblacional, y así ampliar la prevención a un mayor número de personas, y poder luchar con más recursos contra el cáncer de colon.